El contexto: Como decíamos, estamos en un barrio obrero de las afueras de París (uno de esos barrios como aquellos en los que se produjeron los incidentes violentos en el otoño de 2005). La clase de François está llena de alumnos que proceden de otros países. Muchos de esos alumnos añaden a la confusión típica de su edad el no sentirse franceses, aunque muchos ya hayan nacido en Francia. En una escena de la película que nos parece muy representativa, ante la celebración de
El profesor: François es un profesor de lengua y literatura que tiene buenas intenciones y cree que lo que puede enseñarle a estos chicos es importante. Lo vemos en reuniones con compañeros como uno de los pocos que se implica de verdad con sus alumnos, alguien convencido de la posibilidad (y la necesidad) de enseñarles. Muchos de sus compañeros están totalmente desmotivados y desconectados de toda realidad. La pregunta es: ¿bastan las buenas intenciones para ser un buen profesor? Parece, viendo la película, que no. Un profesor sin buenas intenciones no será un buen profesor, pero no parece que un profesor con buenas intenciones vaya a ser necesariamente un buen profesor. François trata de llevar lo que enseña a la realidad de sus alumnos, y trata de mantener un diálogo continuo con ellos, incitándolos a contestar, a participar. Pero en ocasiones esa estrategia es su mayor error, porque se enzarza en discusiones en las que un profesor no debería meterse, entra a todos los trapos, y a veces las situaciones (como la discusión con las delegadas hacia el final de la película) se le van de las manos. En ocasiones lanza ataques personales a los alumnos, lo que nunca debería hacer un profesor, y hay momentos en los que da la sensación de estallar por tonterías cuando ha permitido otras cosas quizá más graves.
Los alumnos: Como ya hemos dicho, los alumnos de François están aún más desorientados que el adolescente medio. Necesitan apoyo, comprensión, atención por parte de sus profesores. Son chicos capaces de motivarse, pero sólo por sus cosas (cómo nos muestra que Esmeralda lea el libro de Platón o que Soulymane se implique tanto en el trabajo con las fotografías). Necesitan un profesor capaz de gestionar esa energía. Sienten que pertenecen a una realidad distinta a la de sus profesores, como demuestran cuando le dicen a François, ante un análisis sintáctico: todos tienen siempre nombre de blanquitos, como tú. Para muchos de los alumnos, acudir cada día a clase es una obligación que les han impuesto desde fuera, algo que no va con ellos, y les produce rechazo. El título en francés, Entre les murs, transmite mucho mejor esa sensación claustrofóbica que muchos de ellos tienen.
Soulymane va a ser expulsado porque lo que ha hecho se considera una insubordinación y una agresión. Según el sistema normativo del centro eso conduce a una expulsión. El profesor se da cuenta de que, dadas sus circunstancias familiares, no es una buena solución. Pero no es capaz de hacer nada que le ayude. Nos parece que el problema con Soulymane es haber dejado que su lugar en clase haya llegado a ser ese, tan fuera de todo, y que la solución a su situación no habría que buscarla en después del incidente sino en haber sido capaz de haber hecho todo para que no hubiera llegado a eso.
Familias: Muchas de las familias de estos chicos no están implicadas en la educación de los mismos, pero si queremos ser profesores debemos ser realistas y contar con que las familias de muchos de nuestros alumnos no van a estar implicadas. Vemos que la madre de Soulymane ni siquiera habla bien el idioma, lo que supone una dificultad evidente para la relación con la escuela. Y su padre piensa en sacarlo de la escuela para siempre si lo expulsan. La poca implicación es mutua, la escuela tampoco se preocupa por la realidad familiar de los alumnos. En una escena vemos cómo todos los profesores están hablando de la expulsión del país de la familia de un chico asiático (que es de los mejores alumnos de la clase) hasta que una profesora anuncia que está embarazada y rápidamente se olvidan las preocupaciones y empiezan a brindar.
La película en clase: En nuestro grupo somos (si todo va bien) tres futuros profesores de matemáticas y uno de economía. En nuestras clases, directamente, no parece una película que se pueda utilizar como recurso. Pero nos parece una película sobre la que se puede trabajar en Tutoría o en una clase de Ética o incluso de Filosofía, pero siempre con alumnos mayores, de Bachillerato o al menos de 4º de E.S.O. Podríamos, a raíz de ella, hablar de la integración de todos los alumnos en clase, de los problemas que siempre trae la convivencia entre diferentes, de las ventajas inmensas de aprender a convivir …